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La historia interminable II

De orfeos y eurídices

Día de otoño

 

Señor: es hora. Largo fue el verano.
Pon tu sombra en los relojes solares,
y suelta los vientos por las llanuras.

Haz que sazonen los últimos frutos;
concédeles dos días más del sur,
úrgeles a su madurez y mete
en el vino espeso el postrer dulzor.

No hará casa el que ahora no la tiene,
el que ahora está solo lo estará siempre,
velará, leerá, escribirá largas cartas,
y deambulará por las avenidas,
inquieto como el rodar de las hojas.


R.M.Rilke

La alegría

La alegría

Qué ovillo de colores para el gato

o qué versátil pan en las mañanas.

 

Ven hasta aquí,

pisa todos los límites

todos los intersticios y las toses airadas

de la pequeña muerte,

toca lo prohibido, ven,

lo inerte, lo severo, lo impuesto,

infatigable loro azul del aire,

y no dejes lugar ni sueño ni recinto

que no hayas abierto,

precoz violadora del ciego laberinto.

José Ángel Valente, Breve son

Oda a la inmortalidad


 

“Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.

Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
Que en mi juventud me deslumbraba

Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo.

En aquella primera
simpatía que habiendo
sido una vez,
habrá de ser por siempre
en los consoladores pensamientos
que brotaron del humano sufrimiento,
y en la fe que mira a través de la muerte.

Gracias al corazón humano,
por el cual vivimos,
gracias a sus ternuras, a sus
alegrías y a sus temores, la flor más humilde al florecer,
puede inspirarme ideas que, a menudo,
se muestran demasiado profundas
para las lágrimas.”

W. Wordsworth

Augurio de inocencia

Augurio de inocencia

Para ver un mundo en un grano de arena,
y un cielo en una flor silvestre,
sujeta el infinito en la palma de tu mano,
y la eternidad en una hora.


(...)

Una verdad dicha con mala intención
derrota todas las mentiras que puedas inventar.
Está bien, así debe ser;
el hombre fue hecho para la alegría y la tristeza;
y cuando lo sabemos,
caminamos seguros por el mundo.
La alegría y la aflicción se entretejen sutilmente,
un vestido divino para el alma:
Debajo de cada dolor y tristeza
se esconde una alegría hecha de seda.
Una criatura es algo más que una apretada faja:
en todas estas tierras humanas
fueron creadas herramientas y nacidas las manos
que cada agricultor comprende.
Cada lágrima vertida en cada ojo
se convierte en una criatura eterna;
(...)

Cada noche y cada mañana
algunos nacen a la miseria,
cada mañana y cada noche
algunos nacen al dulce placer.
Algunos nacen al dulce placer,
algunos nacen a la interminable noche.
Somos conducidos a creer una mentira
cuando no vemos a través del ojo,
que nació en una noche para perecer en una noche,
mientras el alma dormía entre rayos de luz.
Dios aparece y Dios es luz
para las pobres almas que moran en la noche,
pero su forma humana se presenta
a aquellos que moran en los reinos del día.



William Blake

Verano

Verano

Verano, ya me voy. Y me dan pena
las manitas sumisas de tus tardes.
Llegas devotamente; llegas viejo;
y ya no encontrarás en mi alma a nadie.

Verano! Y pasarás por mis balcones
con gran rosario de amatistas y oros,
como un obispo triste que llegara
de lejos a buscar y bendecir
los rotos aros de unos muertos novios.

Verano, ya me voy. Allá, en setiembre
tengo una rosa que te encargo mucho;
la regarás de agua bendita todos
los días de pecado y de sepulcro.

Si a fuerza de llorar el mausoleo,
con luz de fe su mármol aletea,
levanta en alto tu responso, y pide
a Dios que siga para siempre muerta.
Todo ha de ser ya tarde;
y tú no encontrarás en mi alma a nadie.

Ya no llores, Verano! En aquel surco
muere una rosa que renace mucho...


César Vallejo

MEDITATION XVII

MEDITATION XVII
No man is an island entire of itself; every man 
is a piece of the continent, a part of the main;
if a clod be washed away by the sea, Europe
is the less, as well as if a promontory were, as
well as any manner of thy friends or of thine
own were; any man’s death diminishes me,
because I am involved in mankind.
And therefore never send to know for whom
the bell tolls; it tolls for thee.



Devotions upon Emergent Occasions
John Donne

Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre
 es un pedazo de continente, una parte de la tierra;
si el mar se lleva una porción de tierra, Europa
queda disminuida, como si fuera un promontorio,
 o la casa de uno de tus amigos, o la tuya
 propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye
porque estoy ligado a la humanidad.
Y por eso no preguntes nunca
por quién doblan las campanas: doblan por ti

Fluyan mis lágrimas...

Fluyan mis lágrimas...

"Hoscamente, el General Buckman abrió el tercer cajón de su gran escritorio y colocó una bobina de cinta magnética en el pequeño aparato que allí tenía. “Arias de Dowland para cuatro voces…” Se quedó escuchando una que le gustaba mucho de entre todas las canciones que había en los volúmenes para laúd de Dowland. …Pues ahora, abandonado y solitario me siento, suspiro, sollozo, me desmayo, muero, en dolor mortal e interminable miseria. El primer hombre, recapacitó Buckman, que escribió una pieza de música abstracta. Sacó la grabación, puso otra en el laúd, y se quedó escuchando la “Lachrimae Antiquae Pavan”. De esto, se dijo a sí mismo, acabaron por salir los cuartetos finales de Beethoven y todo lo demás. Exceptuando a Wagner. Detestaba a Wagner. A Wagner y a todos los que eran como él, tales como Berlioz, pues habían hecho retroceder tres siglos a la música. Hasta que Karl-Heinz Stockhausen la había vuelto a poner al corriente con su “Gesang der Jünglinge”. Y, escuchando una vez más la “Lacrimae Antiquae Pavan”, pensó: Fluyan mis lágrimas… Philip K. Dick: Fluyan mis lágrimas, dijo el policía."

Biografía, Gabriel Celaya

Biografía, Gabriel Celaya


No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.

¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.

No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.
Y descansar: morir.

DEDICATORIA

DEDICATORIA

Más allá de donde

aún se esconde la vida, queda

un reino, queda cultivar

como un rey su agonía,

hacer florecer como un reino

la sucia flor de la agonía:

yo que todo lo prostituí, aún puedo

prostituir mi muerte y hacer

de mi cadáver el último poema.

                                   Leopoldo María Panero

El albatros

El albatros

Por distraerse, a veces, suelen los marineros
Dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
Al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
Dejan penosamente arrastrando las alas,
Sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!
Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
¡Uno quema su pico, sádico, con la pipa;
Otro imita,cojeando, al planeador tullido!

Es igual el Poeta al señor de las nubes,
Que habita la tormenta y se ríe del arquero.
Exiliado en la tierra, sufriendo el abucheo,
Sus alas de gigante le impiden caminar.

Ch. Baudelaire

Vivir a cara o cruz

Vivir a cara o cruz


Carezca yo de ti
y al infortunio suceda la desgracia
y a la desgracia el cataclismo
y a todo ello asistiría
con el desinterés de un muerto.

Estés conmigo tú
y por cada brizna de dicha
que pretendan arrebatarnos
avanzarían desde mi corazón
espléndidos ejércitos de odio.

Tú puedes ser la espalda atroz de mi destino
o mi patria de carne.

 

                                         Féliz Grande

Epitafio

Epitafio

 

 

Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.

Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron.
También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.

Juan Gelman (1930-2014)

 

Donde habite el olvido. Bécquer, Cernuda, Sabina

Rima LXVI

 

¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura;
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.

¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas;
en donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.

Gustavo Adolfo Bécquer

 Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

Luis Cernuda

Y con música, Sabina:

Poema 5

Poema 5

"Vivamus mea Lesbia, atque amemus
Rumoresque senum severiorum
Omnes unius aestimemus assis.
Soles occidere et redire possunt;
Nobis cum semel occidit brevis lux
Nox est perpetua una dormienda.
Da mi basia mille deinde centum
Dein mille altera dein secunda centum
Deinde usque altera mille deinde centum!
Dein, cum milia multa fecerimus
Conturbabimus illa ne sciamus,
Aut ne quis malus invidere possit
Cum tantum sciat esse basiorum.
"

Catulo

 

  ¡Vivamos, Lesbia mía, y amemos,
y todos los rumores de los viejos, demasiado severos,
valorémoslos en un solo céntimo! 
  Los soles pueden morir y renacer; 
  nosotros, cuando haya muerto de una vez para siempre
  la breve luz de la vida,
debemos dormir una sola noche eterna. 
  Dame mil besos, luego cien,
después otros mil, 
  y otros cien, y luego hasta otros mil, 
  y otros cientos después.
Y cuando sumemos ya muchos miles,
  los borraremos para olvidarnos de su número 
  o para que ningún maligno puede echarnos mal de ojo
  cuando sepa que fueron tantos nuestros besos.

 

Presencia del otoño

Presencia del otoño

Debí decir te amo.
Pero estaba el otoño haciendo señas,
clavándome sus puertas en el alma.

Amada, tú, recíbelo.
Vete por él, transporta tu dulzura
por su dulzura madre.
Vete por él, por él, otoño duro,
otoño suave en quien reclino mi aire.

Vete por él, amada.
No soy yo él que te ama este minuto.
Es él en mí, su invento.
Un lento asesinato de ternura.

                                                                                                          Juan Gelman

Setiembre

Setiembre

     Vemos la oscuridad cernerse lenta:
no la miden relojes.
Cuando besos y abrazos se repiten
desaparece el tiempo.

     Es verano. Las hojas cuelgan quietas:
a mi espalda una estrella,
bajo un brazo sedeño un mar me dice
que ya no existe el tiempo.

     Las hojas no midieron el verano
ni hacen falta relojes,
sólo tenemos lo que recordamos:
minutos que nos llenan la cabeza

como a esos reyes desafortunados
que el populacho acosa,
mientras, lentos, los árboles reflejan
sus copas en el charco.

Ted Hughes (Versión de Jesús Pardo)

No tengas nada en las manos

No tengas nada en las manos


No tengas nada en las manos
ni una memoria en el alma,

que cuando un día en tus manos
pongan el óbolo último,

cuando las manos te abran
nada se te caiga de ellas.

¿Qué trono te quieren dar
que Atropos no te lo quite?

¿Qué laurel que no se mustie
en lo arbitrios de Minos?

¿Qué horas que no te conviertan
en la estatura de sombra

que serás cuando de noche,
estés al fin del camino?

Coge las flores, mas déjalas
caer, apenas miradas.

Al sol siéntate. Y abdica
para ser rey de ti mismo.

(*) Ricardo Reis

Versión de Ángel Crespo

 

El amenazado

El amenazado

Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

Jorge Luis Borges

Se querían

Se querían

Se querían. 

Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada, 
labios saliendo de la noche dura, 
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde? 
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas, 
a esa amorosa gema del amarillo nuevo, 
cuando los rostros giran melancólicamente, 
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos 
laten bajo la tierra y los valles se estiran 
como lomos arcaicos que se sienten repasados: 
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada, 
entre las duras piedras cerradas de la noche, 
duras como los cuerpos helados por las horas, 
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo, 
ondas que por los pies acarician los muslos, 
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando... 
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos, 
mar altísimo y joven, intimidad extensa, 
soledad de lo vivo, horizontes remotos 
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida, 
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro, 
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida, 
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios, 
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas, 
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal, 
metal, música, labio, silencio, vegetal, 
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.



Fábula

Fábula


Nunca serás ya el mismo que una vez
convivió con los dioses.
                                                     Tiempo
de benévolas puertas entornadas,
de hospitalarios cuerpos, de excitantes
travesías fluviales y de fabulaciones.

                                  Tiempo magnánimo
compartido también con semidioses
errabundos y hombres de mar que alardeaban
del decoro taimado de los héroes.

Qué ha quedado, oh Ulises, de esta vida.

La historia es indulgente, merecidas las dádivas.
Los dioses son ya pocos y penúltimos.
Justos y pecadores intercambian sus sueños.

 J.M Caballero Bonald