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La historia interminable II

El albatros

El albatros

Por distraerse, a veces, suelen los marineros
Dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
Al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
Dejan penosamente arrastrando las alas,
Sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!
Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
¡Uno quema su pico, sádico, con la pipa;
Otro imita,cojeando, al planeador tullido!

Es igual el Poeta al señor de las nubes,
Que habita la tormenta y se ríe del arquero.
Exiliado en la tierra, sufriendo el abucheo,
Sus alas de gigante le impiden caminar.

Ch. Baudelaire

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