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La historia interminable II

La noche de Max Estrella

La noche de Max Estrella

En el 75º aniversario de la muerte de Valle-inclán, el CAT pone en escena una obra basada en Luces de bohemia, magistralmente protagonizada por Carlos Álvarez- Nóvoa (a quien el gran público conocimos gracias a otra conmovedora interpretación junto a María Galiana en Solas). El montaje parte de una premisa escenográfica muy acertada. El dueño y señor absoluto de la obra es su protagonista, el desmesurado y trágico, si no fuera esperpéntico, Max Estrella. El coro de personajes con los que el desventurado poeta se topa en su última noche de destierro del Parnaso, son solo voces (ya que ciego es el héroe). Voces amadas que consuelan. Voces trágicas que estremecen. Voces mercenarias que confortan. Voces amigas que traicionan. La escena madrileña, la esperpéntica noche española es solo suya. Y de su insobornable lucidez de poeta, de borracho, de ciego.

Son mejorables algunos aspectos técnicos y algunas interpretaciones vocales (muy falto de matices don Latino). Pero asistimos admirados a la actuación de este "padre y maestro mágico", este impresionante actor que en su más que provecta edad hace un alarde de técnica, sí, pero sobre todo de una emoción capaz de sobrecoger a algunos espectadores no especialmente predispuestos desde el sarampión de sus dieciséis años.

En 2009 se hubiera debido conmemorar el centenario de la muerte de Alejandro Sawa, quien fuera inspirador de Max Estrella, que murió loco y ciego. El regalo de Venus...Como reza en la placa de su casa madrileña, desde este reducto de esa deformación grotesca de la civilización europea (también deformada ahora con matemática de espejo cóncavo):  «Al rey de los bohemios, el escritor Alejandro Sawa, a quien Valle-Inclán retrató en los espejos cóncavos de Luces de bohemia como Max Estrella, que murió el 3 de marzo de 1909, en el guardillón con ventano angosto de este caserío del Madrid absurdo, brillante y hambriento".

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